Junto con nuestros amigos de Equilibra Smart Media, creamos un concepto en el que un consumidor joven elija LILILUP para posicionarse como una opción fresca y diferente. Buscábamos que LILILUP fuera mucho más que una fruta. ¿Cómo? A través de un mensaje disruptivo que captara la atención de la audiencia deseada: los millennials.
Y por esta razón, nuestro proyecto consistió en realizar un spot publicitario que mostrara a un Jordi Cruz fuera de lo habitual para ubicarlo en una realidad coherente, pero diferente a la que está acostumbrado: el mundo del backstage en un rodaje, rodeado de millennials.
¿Cómo es nuestro target?
· Es individual y autodependiente, pero también busca estar conectado el resto el tiempo.
· Le gusta sentirse parte de algo más grande y le encanta poder elegir (o sentir que está eligiendo).
· Es diverso, inclusivo, abierto.
· Se mueve mucho y se aburre rápidamente: “o disfruta o se marcha”.
· Consume música, entretenimiento y tecnología. También productos emocionales y/o humorísticos simples.
· Es autodidacta, tiene la constante necesidad de aprender a través de la red (tutoriales, youtubers,…).
· Es productora de sus propios mensajes y contenidos: difunde lo que le gusta.
· Es consecuente y responsable con el medio ambiente. Promueve lo sustentable.
Le importa su alimentación.
· Explora y arriesga. Les gusta la aventura.
El eje central de nuestra comunicación se basó en la esencia de nuestro contenido. Y es que el hecho de "compartirlo de todo" es un acto vinculado a la conducta de los millennials y, como tal, es un pretexto que refuerza el clímax de nuestra historia: hay que compartirlo todo, pero los melones Lililup no se comparten porque hay cosas que es mejor no compartir, y que sean para uno mismo con el fin de disfrutarlas más y mejor.
